Por ello, y antes de empezar la crónica de un día emotivo, tanto en el plano deportivo como en el solidario, he de repetir nuevamente el agradecimiento del equipo hacia todos los que nos habéis apoyado, tanto económicamente como anímicamente, en la resolución de este reto.
Y, aunque pueda estar de más y a él, personalmente, le pueda "ruborizar", un agradecimiento especial para Marc Majoral, nuestro "crack" maratoniano, ya que, sin su idea -con la ayuda especial, al respecto, de su padre (Mil gràcies, Albert!!!)- para conseguir más fondos a través de la camiseta técnica conmemorativa del reto ideada por su padre quizás no habríamos tenido esos ingresos extras para el reto. Gràcies per la teva implicació, Marc!! Hi falta gent com tú, en qualsevol aspecte de la vida per tirar endavant la nostra societat i el nostre futur!!
Marc Majoral, el nostre "crack" en tots els aspectes!
¿Y qué decir de todos los que estuvisteis animando? Profesoras de las dos Escoles Fàsia (Sarrià y Eixample), familiares y amigos. ¡Fue un "plus" emocional que nos vino muy bien durante la prueba! Aparte de recordar -¡había mucho tiempo para pensar durante cada uno de nuestro relevo!- todos los ánimos recibidos por los ausentes. ¡Una buena carga de motivación a cada brazada, pedalada o zancada, sin duda!
Nuestros animadores en el circuito de bici. ¡Piel de gallina!
¿Y qué decimos de la prueba? ¡Pues que, casi, no la realizamos! Tras un sábado espectacular -en Calella, adonde fuimos a recoger los dorsales y dejar la bici en su "box" lució un sol radiante- no podíamos imaginar, aunque estaba dentro de lo posible, que la prueba llegase a estar en peligro de suspenderse.
Sol radiante el sábado en el "briefing". ¡Vaya cambio el domingo!
El día decidió darnos "una ducha" a primera hora, tan espectacular, con aparato eléctrico incluido que, en un mensaje mientras yo me dirigía hacia Calella, Carlos me comentaba que "estaba cayendo la del pulpo". Marc, por su parte, con ese "nerviosismo" típico precompetitivo, no paraba de llamarme con la misma inquietud. ¡Más de cuatro meses de preparación se podía ir al garete!
Llego a Calella y me encuentro aparcando en Pineda y lloviendo. ¡Mal presagio! Cojo las cosas y el paraguas y me dirijo a la salida. Mientras voy caminando por el magnífico Paseo Marítimo, oigo por megafonía que se ha retrasado la salida durante media hora a la espera de que hayan buenas condiciones en el mar ya que, en caso de tormenta eléctrica, se suele suspender el sector de agua.
Llego, por fin, a la salida. Encuentro a Marc con Ángela y Ester -directoras de las dos escuelas- y Carmen preocupados por no haber visto a Carlos ya que debíamos recoger sus muletas y llevarlas a la llegada de la natación. Deja de llover y empiezan a dar la salida a las diferentes categorías -la nuestra, relevos, saldría última- y vemos a Carlos. ¡Alivio!
Carmen, Ángela y Ester antes de la salida del sector
agua mientras esperábamos a Carlos.
¡Las fuerzas vivas de la Escola Fàsia!
Con su neopreno Decathlon -¡ni comparación con los neoprenos de más de 500€ que los "pros" y otros lucían!-, el "chip" del equipo y unos ánimos por las nubes, se dirige a la salida. A pesar de su experiencia en múltiples pruebas de agua realizadas por él, no podemos evitar darle "consejos". ¡Yo no sé porque se los doy si no he hecho pruebas de aguas abiertas en mi vida! Marc, por su parte, no puede evitarlo. No es que esté nervioso ni que lo vea yo así. De hecho, a mis 52 años, me hace recordar como, a su edad, y en otras actividades colectivas, no podía evitar estar encima de todo, con afán de ayudar. ¡Como debe ser un equipo, no solo deportivo, sino en cualquier otra faceta! ¡Lo dicho, un "crack"!
Dan la salida y le vemos alejarse. ¡Lástima de no poder tomar fotos en el agua! Vemos la marea de gorros verdes -el color de los 48 equipos de relevos participantes- alejarse. Nos quedamos unos segundos observando posibles incidencias ya que le habíamos comentado a Carlos que, fundamentalmente, no dejase de nadar para evitar golpes o que algún nadador demasiado nervioso le hundiese en el agua pasándole por encima.
La zona de llegada de la natación en su aspecto
del día anterior
Me dirijo hacia el "box" de bicicleta, situado a 1,5 km de la salida, mientras Marc, en el área de natación, recoge la ropa de Carlos para que pueda cambiarse al terminar su relevo. Me preparo el material, el isotónico y las barritas energéticas y, por desgracia, con el "sobrepeso" adicional: el chubasquero, los calcetines de recambio y el paravientos.
El cielo seguía amenazante aunque no llovía ni descargaba tormenta eléctrica por lo que estábamos tranquilos por Carlos. Por mi parte, los otros 47 relevistas y yo nos preparábamos concienzudamente. Algunos dudaban si llevar el chubasquero o no. Otros iban a limpiar la bicicleta totalmente mojada por la tormenta.
La zona de bicicletas el día anterior. ¡Dejaría sola
mi pobre bicicleta de carretera a la intemperie
durante toda la noche!
Llega Carlos. ¡No, es Marc el que a toda pastilla me entrega el "chip"! Aún así, espero unos segundos a Carlos. Aún saliendo el último ha adelantado, al menos, a un tercio de los participantes. ¡Y el hombre ni parece cansado! ¡Otro "crack"! Me comenta que ha ido bien y que no ha tenido percance ni pérdida alguna. Buen ritmo adelantando participantes y el agua, aunque con algo de oleaje en contra, no le molestó en exceso. Tiempo: 1h 08'. ¡Bravo! Prácticamente, ¡un paseo para él acostumbrado a largas distancias! De hecho, este próximo domingo disputa la Radikal y sus 7 km de distancia. ¡Seguro que la acabará sin despeinarse!
Es mi turno: 180 km de bicicleta por la N-II desde Calella a Montgat -en dos idas y vueltas- y de Calella a Sant Andreu de Llavaneres en la última vuelta. ¡Uf! Me dirijo hacia la bicicleta, la seco, pongo aceite, el GPS y mi cuerpo encima de la misma y salimos.
¡Flaco favor me hizo Carlos haciendo un tiempazo en el sector de agua! En cuanto terminamos de callejear por las calles de Calella y Pineda pasando por encima de unos enormes charcos, nos lanzamos dirección Sant Pol de Mar y allí, ya en la N-II, me empiezan a pasar y repasar bicicletas aerodinámicas, lenticulares, de ruedas de bastón o de perfil alto, de más de 8.000€, etc., a todo trapo. ¡Y yo -eso sí, reservando fuerzas- a 35 km/h!
Había que pensar con calma y, gracias a mi veteranía y "avanzada" edad, consigo calmarme e ir a una velocidad adecuada a mi preparación -que, y no es excusa, solo la verdad, no pudo incluir los entrenamientos de calidad (de fuerza-velocidad y de fuerza-resistencia) que yo hubiese querido. Aún así, a la altura de Sant Andreu de Llavaneres (km 19) llevaba una media de 33 km/h. Había que levantar el pie como hacían muchos participantes a los que adelantaba, aunque estos iban a completar el Ironman entero y era lo más lógico. ¡Tremendo el nivel de estos triatletas de hierro!
Ambiente en la N-II con unos avituallamiento ejemplares; más de 40 jueces comprobando que no "chupábamos" rueda -a mí me cayeron tres advertencias injustas por errónea interpretación de los adelantamientos: ¡no se puede llamar la atención a un ciclista que acaba de ser adelantado y que, por consiguiente, estará unos segundos, sin querer, detrás del ciclista que le ha adelantado! ¡Hay que ser flexible! Eso sí, se quedaron en simple advertencia cuando a más de uno del grupo principal de favoritos -solo hay que ver las fotos del evento en la "web" de fotobici- se debería haber mostrado alguna tarjeta negra con el consiguiente "penalty box".
Llego a Montgat en donde un montón de espectadores nos animan y nos hace "estirar el pecho" como debe ser para pasar delante de ellos lo mejor posible, je, je. El regreso lo realizo con muy buenas sensaciones y, al llegar a Calella debo estirar ese pecho aún más: allí estaba Marc, nuestras directoras y profesoras de las escuelas, amigos padres de las misma. ¡Piel de gallina! Marc me anima como un desesperado ("¡vamos, Alberto, vamos!"). ¿Cómo puede tener toda esta energía? ¡Yo en su lugar estaría descansando y mentalizándome para hacer una maratón! ¡Más piel de gallina! Le comento que voy a 31 km/h de media para que se haga una composición con su horario para comer, descansar y prepararse. Voy tan bien que creo que acabaré con esa media de velocidad.
Primer paso por Calella en el km 80, diciéndole a Marc que
voy a 31 km/h de media. ¡Buenas sensaciones!
Pero.....¡hay que tener cuidado con lo que se piensa que se vuelve en tu contra! Llego a Montgat por segunda vez (km 115 aproximadamente) y, tras controlarme un poco, bajo la media a 30,5 km/h.
Sin embargo, es dar la vuelta hacia Calella por segunda vez y hace aparición el viento que hasta entonces soplaba de forma irregular -a veces de costado, a veces en contra pero ligeramente y en otras ocasiones a favor, también muy débilmente-. Y aparece, para desgracia nuestra, en contra. El constante ritmo entre 28 y 32 km/h según aparecía algún repecho, pasaba a bajar a 27/28 km/h constante. ¡Bueno, no nos quejemos; estamos dentro de lo previsto!
Aquí ya voy un poco forzado. ¡Viento en contra!
Lo que no estaba previsto es la consecuencia, por otro lado con una cierta lógica, de tomar una bebida isotónica diferente de la que habitualmente tomo (Aquarius limón). La bebida Nutrisport, de la que no dudo su eficacia, tiene un sabor demasiado fuerte para mí y, tras tomar un plátano, en el km 135, empiezo a tener problemas gástricos. Bajo el ritmo, intento regular lo mejor posible sin perder demasiada velocidad. En esos últimos kilómetros no pude comer nada. Intenté tomar mi última barrita energética y la tuve que escupir ya que tenía arcadas. ¡Peligro! Por suerte, y a pesar de sufrir en los últimos 10 km,s, y gracias, paradójicamente, a tener que bajar el ritmo, llego bien de piernas en 6h 10' reales (6h 21' oficiales con las paradas que hice para repostar y comer). ¡Contento por un lado y cabreado por no haber bajado de las 6h que, seguramente, se habría conseguido de no ser por esos problemas!
Entrando ya en las calles de Calella, ánimos por parte de todos y, cuando llego a la penúltima recta antes de girar hacia el "box"...¡mi hija Noemí, mi mujer, mi madre y mi hermana dando ánimos! No puedo seguir. Me paro a dar un beso a uno de mis motores para todo lo que hago y que, a su vez, me hace recordar a todos esos niños que, a pesar de sus dificultades, siguen luchando por hacer cosas, por aprender cosas, para que sean entendidos, escuchados, respetados. ¡Fue, sin duda, el momento más emotivo, allí, en el km 179! ¡Uf!
Mi hija Noemí y mi madre esperando a 1km de meta
¡Emocionante momento cuando las veo!
Llego a meta. Emoción enorme. Veo a Rosi (profesora de informática de Noemí) animando. Pongo la bici en el "box". Veo los padres compañeros animando con las camisetas del reto puestas. Parece que me cuesta expresar la alegría por el reto conseguido pero lo estoy, sin duda. Dejo la bici, allí está Marc que casi me arranca el dorsal y el "chip". ¿Por qué no puede dejar de ser competitivo incluso en este tipo de retos? ¡Pues porque cuando se siente el deporte que practicas lo quieres hacer bien, debes hacerlo bien! ¡Me encanta este "chaval", sí señor! Le animo. Le digo que no lloverá, que adelante a todo el que pueda. Sale escopeteado. Sin duda, un gran deportista que, seguro, sabrá transmitir a su hijo en el futuro.
Rosi (profesora de Escola Fàsia Sarrià) recibiéndome en
la zona de transición bici-carrera
Entro en la carpa. ¡Allí está Carlos! Nos fundimos en un abrazo aunque yo ya estaba fundido, por supuesto. Está tan contento como yo. Es lo que hace el formar parte de un equipo. ¡Si vuelvo a hacer un triatlón será por relevos! ¡Lo disfruto el doble como cuando hice equipo con mi ahijado en el Triatlón de Gavà 2013! Charlamos mientras recupero el resuello. Me llama mi mujer por si es necesaria su ayuda. Le digo que no. Hay que cambiarse rápido y animar a Marc. Sigo con problemas gástricos y tardaré un par de horas en poder comer.
Salimos fuera. Recibo las felicitaciones de todos. Estoy contento pero hay que seguir a Marc.
Le vemos en el primer paso cerca de la carpa de bicis. Va volando y adelantando a muchos corredores. Tiene un aspecto fenomenal y lleva buen ritmo. Si sigue así, ¡igual bajamos de las 11 horas!. Su padre le sigue haciendo fotos en cada paso por los diferentes puntos de la carrera. Hay maratonianos que ya no pueden más y se desplazan, incluso, caminando. Triatletas mareados, cansados, pero intentando completar su reto, su desafío, su objetivo. Veo, al igual que en el sector de bici, muchas camisetas de participantes por un reto solidario, entre ellos la Associació Aprenem que aglutina niños con autismo; otros por el ELA, discapacitados de otras comunidades del país o extranjeros. ¡Todos tienen su motivo para hacer un Ironman! Me despido de los padres que han venido a animarme. Hay que irse, que es domingo y los niños deben preparar las cosas para la escuela. Esa Escola Fàsia que tanto les ayuda, comprende y les acoge como personas. Aunque un poco, y gracias a muchas personas con sensibilidad hacia lo ajeno, debemos estar agradecidos a que existan escuelas de educación especial para nuestros niños especiales. ¡Y que no decaigan en ello ni los profesionales ni los padres implicados!
Marc en los primeros kilómetros de la maratón
¡Adelantando corredores; gran ritmo!
Dos horas de carrera. Seguimos viendo -o más bien, intuyendo ya que se está haciendo de noche- a Marc bien, concentrado y animado aunque ya lleva un ritmo más de crucero -siempre entre 4:50 y 5:30 el km-. ¡Vamos, vamos! le gritamos Carlos y yo. Nos encontramos gente conocida a la que saludamos y animamos a los corredores; ¡a todos! Si la sociedad tuviese la misma capacidad de voluntad para realizarse en positivo hacia nuestros miembros más desfavorecidos que los triatletas de un Ironman......
Disfrutando a tope.............¡en una maratón! ¡Grande!
Km 30. Marc llega a nuestra altura. Le animamos. Más bien todo Calella se da cuenta de nuestros gritos. Pero ya no lleva la misma cara. ¡Problemas gástricos también! Llego al convencimiento de que el isotónico es el culpable. Le digo que tranquilo. Lo importante es llegar. Me emociono cuando me dice: "¿Cómo? ¡Ni hablar! Full gas!". ¡Increíble! En una prueba que, a nivel deportivo, no le va a proporcionar nada concreto, lanza un cambio de ritmo. ¡Grande!
Sufriendo en los últimos kilómetros
Nos vamos a meta. Ya era su última vuelta y había que colocarse. En el "briefing" previo del sábado nos habían dicho que no podíamos entrar juntos en meta. Gracias a nuestros oficios y la comprensión de una juez de meta, nos dejan ponernos cerca para poder verlo llegar.....¡y nos dice, ya tarde, que esperando en la curva final, podríamos haber entrado juntos! ¡Vaya chasco! Aún así, en un gesto magnífico, avisa al juez de meta y nos dice que, una vez le veamos llegar, podemos ir a recibirlo y así, de paso, nos pondrían la medalla de "finisher" a los tres.
Esperamos. No le vemos llegar. Ha tenido que hacer los últimos km,s a casi 6'30" el km. ¡Sufrimiento! Pasan unos minutos y pienso en una lesión o que los problemas gástricos hayan ido a peor...¡Ya llega! No bajaremos de las 11 horas -¡a pesar de que es un reto solidario pensamos en ello, también! La feina ben feta! Levanta los brazos, se gira hacia el público en las gradas y saluda. ¡Hay que disfrutar del momento! Carlos y yo nos abalanzamos hacia él y nos abrazamos. Es tremenda la alegría de Marc. Nos contagia. ¡Haríamos otro Ironman en ese momento!
Llegando a meta.....¡reto conseguido!
Supongo que cada uno de los tres, en ese momento, pensaríamos en todo lo que hemos entrenado; en nuestros hijos, en la prueba en sí; en la Escola Fàsia y sus niños. ¡También en si lo habíamos hecho bien!
Nos ponen la medalla, recogemos la camiseta de "finisher". Salimos fuera y, esta vez, como es lógico, vemos a todos los que animaban a Marc: su padre y las profesoras de Fàsia Eixample en donde Marc imparte sus clases. ¡Emoción y fotos finales! Marc cojea ligeramente. Se ha dejado la piel en la maratón a pesar de todo y ha hecho unos magníficos 3h49'.
¡Somos "finishers"!
Eran las 9 de la noche. 11h 28' 11" de concentración y esfuerzo que han valido la pena. Así lo sentimos. Hablamos de camino hacia nuestros coches. Comentamos la maratón con Marc. ¡Es lo que tenemos los deportistas! Es lo mejor de todo. Poder compartir nuestros respectivos esfuerzos con los otros componentes del equipo o al día siguiente con otros deportistas. Esfuerzo generoso y recompensa por ello. Nuestra voluntad que puede con nuestro cuerpo y que nos lleva a donde queremos. ¿Tan difícil cuesta entender que con voluntad se consigue lo que se quiere? Esperamos que este esfuerzo haya valido la pena y que algunas personas tengan esa voluntad para con nuestros hijos e hijas discapacitados intelectuales. Porque solo nosotros -no Dios ni milagro alguno- podemos conseguirlo. Con voluntad.
¡Mil gracias a todos los que nos habéis seguido! Gràcies a totes i a tots! Una abraçada molt forta del vostre equip!!